Teléfonos inteligentes o smartphones, mercados de descarga de aplicaciones, sistemas operativos avanzados, procesadores de dos núcleos, gigas y gigas de almacenamiento, pantallas amoled y retina, GPS, bluetooth, redes Wifi, conexión a Internet a través de 3G o LTE… Todo un mundo de posibilidades al alcance de nuestra mano en telefonía móvil. Pero la calidad de las conversaciones de voz, ¿ha mejorado realmente en los últimos años?
Como consumidores parece que reclamamos al mercado de la telefonía dispositivos que dispongan cada vez de más prestaciones y requerimos de las compañías telefónicas unas tarifas que se ajusten más a nuestros mermados bolsillos, pero, ¿qué ocurre con la calidad en nuestras comunicaciones por voz? Además parece que ésta será una tendencia que se prolongue durante varios años, necesitaremos teléfonos inteligentes, independientemente de la calidad con la que nos comuniquemos.
No se ha visto un incremento notable en la mejora de las comunicaciones por voz en los últimos años, es algo que cualquier usuario puede comprobar, y tampoco se plantean otras vías para poder atajar lo que es el verdadero problema en cuanto a comunicación nos referimos. Han llegado los datos, pero nos hemos olvidado de la voz.
A continuación, os dejo algunas teorías propias que pueden explicar el porqué de esta situación, pero pueden ser puestas en duda e incluso agradecería que si alguien tuviera información más detallada y argumentada me ayudara completar esta entrada a través de los comentarios.
Sobre la calidad de la voz en las comunicaciones telefónicas
Las redes se encuentran obsoletas
En cuanto a telefonía fija, las redes de comunicaciones como las conocemos hasta hoy constan de instalaciones de tipo físico que llevan varios años funcionando, se ha podido modificar el cableado, se ha podido dotar de una infraestructura más extensa para poder llegar a cualquier rincón del territorio, pero en el fondo sigue siendo el mismo tipo de red la que está instalada. En cuanto a telefonía móvil cada vez son más las torres instaladas, sin generar bastante polémica por cierto sobre sus posibles perjuicios en nuestra salud, pero aunque se haya llegado más lejos, al intensidad con la que se llega es la misma, es decir, una calidad pobre en las conversaciones.
Cambiar el sistema supondría suplantar una red completa a nivel nacional, lo que supondría dejar de amortizar las actuales redes, generar un consenso entre las actuales compañías telefónicas, y una inversión que tardaría muchos años en poder volver a ser amortizada, entrando en juego la propia obsolescencia que podría conllevar la nueva red, como en cualquier innovación tecnológica.
No interesa a las compañías telefónicas
Ya lo acabamos de adelantar, pero las redes de telefonía fija y móvil actuales pueden dar todavía mucho de sí. Permiten incluso el tráfico de datos, algo impensable en años pasados, y permitirán el nuevo protocolo 4G o LTE cuando finalmente acabe adaptándose en algunas de las grandes ciudades. ¿Por qué no seguir utilizando esas redes si ya están amortizadas y no generan más que beneficios?
No nos interesa a los usuarios finales
Reclamamos teléfonos más pequeños y ligeros, con más potencia, con una duración de batería más prolongada, con posibilidad de albergar dos tarjetas SIM o con una pantalla de mejor definición. Reclamamos que nuestra tarifa sea más reducida, que nos financien nuestros terminales o que podamos disfrutar de conexión a Internet las 24 horas del día. Pero parece que a nadie le importe realmente que las conversaciones por voz mantenidas con nuestros contactos estén a kilómetros de distancia de la alta fidelidad.
¿Somos nosotros los que no reclamamos esos servicios o son los agentes que operan en el mundo de la telefonía los que no nos los están ofreciendo?
Los terminales no pueden soportar una calidad mejor
Existen teléfonos de todo tipo disponibles en el mercado, tanto de la telefónica fija como de la telefonía móvil, y que alguno de esos terminales podría haber apostado por conseguir una calidad mejor tanto en la escucha como en la emisión de sonido. También es cierto que aparatos con dimensiones parecidas a las de un teléfono o incluso más reducidas permiten una calidad asombrosa en ambos sentidos, como pueden ser los reproductores de archivos MP3 o las grabadoras de voz. Aparatos que sin tener un coste elevado y sin orientarse a un público profesional nos permiten disfrutar de un sonido más que excelente, cosa que no ocurre en nuestros teléfonos actualmente. Parece que por lo tanto las razones podrían estar en los apartados anteriores.
Como he adelantado antes, cualquier idea aportada será bien recibida en los comentarios.
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